¿Qué necesita la selección italiana de pádel? Me lo he preguntado en estos últimos meses. Yo creo que es un motivo de reflexión importante, por cómo se van desarrollando las cosas. A partir de un discurso de piel evidente, en lo inmediato, en general, el nivel italiano ha subido cualitativamente, esto se debe también porque llegaron jóvenes, entre los 16 y los 18 años, que se abrieron camino con una interesante determinación. El hecho de cultivar a los jóvenes debería ser uno de los primeros factores a tener en cuenta, en el sentido de finalidad y de proyecto: en el sentido que habría que buscar manera de encontrarlos. Yo creo que a cualquier jugador profesional le gustaría jugar para su país, porque cualquier deportista, incluso muy joven, no desearía nada de más. Este tendría que ser un premio para aquellos que empiezan a entrenar con tenacidad desde jóvenes. Una perspectiva fundamental.
Habiendo dicho esto, digo que la selección no ha ido muy bien en el último período, creo que es visible para todos los que se preocupan por la selección: llegamos novenos y no es un gran logro si lo enfrentamos con los grandes resultados obtenidos en el periodo anterior. El problema es que al día de hoy no tenemos un entrenador confirmado. Esto nos ha llevado a una serie de eventos encadenados que no han traído mejores resultados, predeciblemente. Si pienso que el año pasado, solo tres semanas antes de un mundial, tuvimos un entrenador, deduzco que hay algunas cosas que hay que mejorar: se necesita solidez por parte de los técnicos y de todos para obtener la identidad que deberíamos construir como selección italiana. Además, ¿cómo podemos optimizar el estilo italiano si no hay espacio para que crezca? Sería bonito entrenarnos juntos, meses antes del mundial o del europeo, haciendo quizás encuentros constantes, poniéndonos a prueba, creando nuevas parejas o introduciendo poco a poco gente nueva que puede aportar otro carisma, y quizás estudiar cambios de pareja para mejorar la química de juego: en otras palabras, sería un continuo experimento de ideas entre técnica y creatividad deportiva que siempre han sido los ingredientes de cada especialidad italiana, y entonces ¿por qué no también en el pádel? Estas son razones imprescindibles para llegar preparados y conscientes con un grupo fuerte.
Hace algunos años tuvimos como entrenador a Gustavo Spector quien forjó un grupo unido, que permaneció durante tres europeos y dos mundiales, es decir, cinco años, y no puedo olvidar que con él conseguimos una gran unión en el grupo, un gran espíritu de equipo y, en consecuencia, excelentes resultados.
Posteriormente, Spector no fue seleccionado, por lo que hubo un año de transición que nos dejó sorprendidos y ahora estamos aquí para averiguar cómo seguir adelante. Mi pensamiento se dirige a este año, con la idea de llegar a julio teniendo como objetivo la Eurocopa que jugaremos en octubre, sabiendo que el nivel ciertamente ha subido, pero sabiendo que hay necesidad absoluta de una programación sólida para una selección, preparándonos en cinco meses con eventuales encuentros, con ánimo y dando a los jóvenes la oportunidad de darse a conocer y entender cómo pueden confrontarse en el ámbito de la selección nacional.
A todo el mundo le gustaría jugar en la selección de su país, es cierto, pero los seleccionados son 8, es verdad, pero, repito, y nadie me lo quita de la cabeza, que se necesitan muchas pruebas en vista de las citas más importantes. Un entrenamiento constante y atractivo que nos lleva a elegir los mejores ocho, pero con un recorrido completo para todos.
La selección necesita que técnica, creatividad y espíritu de grupo sean continuamente entrenados para encontrar la química ganadora, para ser sin dudas más fuerte.
Pero también para conseguir un carácter distinto, “nuestro” que nazca de la mezcla de las famosas características italianas: técnica y genialidad. Cultivadas constantemente.