Viajar tiene un valor en sí mismo. Es el escape más deseado de todo lo que te ha mantenido ocupado antes.
Aunque hagas una profesión que es tu mayor pasión, también debes saber despegarte de ella, para tomarte un respiro. Y cambiar de punto de vista.
Aquí vi un mar de otro color, sentí el sol en mi piel, le dediqué un tiempo precioso a mi amor. Son elementos no triviales que determinan la plenitud de la vida de un hombre.
Como ya les dije fue un año particular y lo seguirá siendo, con victorias, derrotas y ambiciones siempre y constantemente en la línea de mi destino, pero igualmente importante es tener un refugio seguro.
Ese puerto llamado corazón, que acoge y cuida vivencias, recuerdos y personas que constituyen básicamente la sustancia real de una vida.
Y si me lo permiten, estoy aquí para saborear estas cosas.